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Posted by on Dic 29, 2020 in Fisioterapia |

EMBARAZO Y ACTIVIDAD FÍSICA

EMBARAZO Y ACTIVIDAD FÍSICA

El período prenatal  es una de las etapas más bonitas que vive una mujer. Al crear una nueva  vida el cuerpo va adaptándose a las necesidades y el bienestar que demanda él bebe. Es por ello que ocurren cambios en la anatomía y la función del suelo pélvico de la mujer embarazada. Estos cambios son fisiológicos y es importante poder entenderlos para adaptar el ejercicio físico a cada mujer y así poder acompañarla durante todo el proceso, desde una perspectiva global.

A continuación, vamos a ir desarrollando un poco estos cambios para tener una mejor comprensión de las necesidades de la mujer durante todo el proceso.

Cambios y adaptaciones fisiológicas

Vamos a mencionar esos cambios y adaptaciones que pueden dañar el suelo pélvico.

Cardiovasculares y pulmonares: Hay cambios cardiovasculares significativos que empiezan la quintas semana de gestación y duran hasta aproximadamente un año después del parto. Incluyen un aumento significativo en el volumen sanguíneo, la frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco, y una disminución en la resistencia vascular sistémica. Al principio del embarazo la presión arterial disminuye, con un punto más a mediados. Los cambios pulmonares incluyen un mayor consumo de oxígeno y ventilación por minuto, y una menor capacidad residual funcional y reserva de oxígeno. El flujo sanguíneo hacia el útero aumenta así varias veces [13,14,15].

Sistema respiratorio: Hay alteraciones anatómicas y funcionales. El crecimiento del feto altera la mecánica ventilatoria. El diafragma aumenta unos 4 cm debido a una dilatación de las costillas inferiores, esto ayuda a producir un ligero aumento en el volumen corriente y consumo de oxígeno (VO2), para suplir las necesidades del feto. Provoca una disminución fisiológica de la reserva pulmonar, una mayor carga de trabajo con menor disponibilidad de oxígeno, y provoca una alcalosis fisiológica respiratoria [14,15].

Cambios metabólicos: Los procesos metabólicos normales se alteran para acomodar las necesidades del feto. Los cambios fisiológicos maternos en el metabolismo sirven para asegurar un suministro constante de glucosa al feto para mantener el crecimiento. Los niveles de glucosa están asociados con una disminución de la insulina plasmática, produciendo una respuesta acelerada de hambre [13,14].

Musculoesqueléticos: Hay un aumento de masa corporal, la relajación de las articulaciones periféricas que conlleva laxitud de las articulaciones por el aumento de la progesterona y relaxina, como en sínfisis púbica para acomodar al feto, pero tiene el riesgo de sufrir esguinces o torceduras. El crecimiento de los senos, útero y feto, con el aumento de la lordosis lumbar, provoca un cambio en el centro de gravedad de la madre, puede provocar problemas de equilibrio. Alteraciones en la marcha, sobretodo en el tercer trimestre, por un mayor uso de los grupos de abductores de cadera, extensores de cadera y flexores plantares de tobillo. [13,14,15]

Aumento de peso: El Instituto de Medicina (OIM) ha publicado y revisado las pautas para el aumento de peso recomendado en el embarazo, varía según el índice de masa corporal antes del embarazo [13]. El aumento de peso materno, normalmente esta entre 10-14kg [14]. Es importante controlar este peso para prevenir las presiones intraabdominales e intrapélvicas, para una mejor movilidad de la embarazada.

Cambios emocionales: Muchas mujeres sufren alteraciones en el estado de ánimo e incluso depresión prenatal.

Cambios hormonales: No vamos a profundizar en la fisiología. Todos los cambios mencionados anteriormente vienen dados por estos cambios hormonales que sufre la mujer embarazada.

La importancia del deporte durante el embarazo

El ejercicio de forma rutinaria y pautado confiere beneficios para la salud y el bienestar durante el período prenatal. Es importante promover la actividad durante esta etapa de la vida para el bienestar general, mantener el peso gestacional y el aumento de peso del feto. También puede reducir el dolor de espalda, los trastornos hipertensivos y la diabetes gestacional, además de estar asociado a una primera etapa del parto más corta y con menor riesgo de cesárea. Por esa razón se recomienda hacer ejercicio regularmente para las mujeres embarazadas sanas, incluso para aquellos casos que nunca han practicado ninguna actividad o deporte, pueden comenzar con un programa gradual durante el embarazo.

Prescripción del deporte:

Las directrices y recomendaciones expertas sobre el ejercicio durante el embarazo señalan que el ejercicio regular tiene numerosos beneficios para la salud física y mental. “La evidencia científica que demuestra los efectos beneficiosos es indiscutible, y los beneficios del ejercicio superan con creces los riesgos en la mayoría de los adultos” [13]. El Colegio Americano de Medicina del Deporte aconseja continuar un programa de ejercicios existente o iniciar un programa de ejercicios regular durante el embarazo [13].

Existe un acuerdo general cuando se recomienda la actividad física durante el embarazo. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) y el Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos (RCOG) recomiendan a las mujeres embarazadas sanas que realicen una actividad física moderada al menos 30 minutos todos los días (o casi todos los días)[16]. Se recomienda el ejercicio físico a mujeres embarazadas, sin embargo, los médicos deben evaluar a cada mujer antes de prescribir su régimen de ejercicio óptimo. Teniendo en cuenta de recomendar pautas para que los especialistas sanitarios puedan adaptar el programa de ejercicios de manera adecuada en función de su condición física y aumentar progresivamente, dentro de los parámetros descritos por el consenso de expertos (Comité ACOG y otras orientaciones de expertos) [13]. ACOG recomienda el uso del esfuerzo percibido como una auto guía para limitar el esfuerzo durante el ejercicio [13].

Debemos recordar a la hora de pautar los ejercicios que pueden afectar a dos personas, debemos considerar el bienestar materno y fetal.

Cambios fisiológicos asociados al ejercicio durante el embarazo:

La fisiología cardiovascular materna: El ejercicio realizado durante el embarazo mejora la función cardiovascular en mujeres embarazadas sin comprometer el bienestar fetal. La frecuencia cardíaca materna y la presión arterial con el ejercicio sugiere un aumento en la resistencia vascular uteroplacentaria y un aumento de la frecuencia cardíaca fetal [15]. Un ejercicio materno constante durante el embarazo se asocia a una frecuencia cardíaca materna más baja y una mayor variabilidad [13]. El ejercicio de bicicleta estática mejora la respuesta cardiorrespiratoria y un entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico aumenta la frecuencia cardiaca sin ningún efecto negativo a largo plazo [14].

Respuesta respiratoria materna: Está relacionada con factores hormonales. Los cambios del sistema endocrino podrían conducir a cambios en las respuestas de respiración, limitando la capacidad de ejercicio. Los programas de entrenamiento prenatal mejoran la capacidad de carga del trabajo mejorando la ventilación y los valores máximos de oxígeno [14].

Metabolismo de glucosa durante el embarazo: Las mujeres embarazadas disminuyen más significativamente los niveles de insulina después del ejercicio agudo, se debe a la disminución de glucosa en la sangre [14].

Fisiología fetal durante el embarazo: Aunque hay controversia entre algunos estudios, pero se demuestra que los fetos toleran bien el ejercicio de intensidad leve y moderada durante el embarazo. Hay una mejora del crecimiento fetoplacentario. Hacer ejercicio durante el embarazo no tiene influencia en las variables morfométricas o el rendimiento cognitivo medido con la escala mental de Bailey [14 13,15].

Efecto psicológico materna: El ejercicio mejora el estado de ánimo y la autoestima. Los estudios demuestran que el ejercicio durante el embarazo mejora los síntomas relacionados con la depresión.

Efecto sobre el suelo pélvico: Estudios han demostrado los efectos beneficiosos de los programas de fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico durante el embarazo en los síntomas de incontinencia urinaria [14].

Según la opinión del Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG) [13] proporciona orientación sobre las actividades recomendadas y no recomendadas durante el embarazo.

Tipos de ejercicios recomendados: Caminar, nadar, ejercicios de baile, estiramientos, bicicleta estática y ejercicios aeróbicos de bajo impacto sobre un pie en todo momento, tonificación y resistencia de bajo impacto con cargas ligeras (pesas, Therabands). El yoga y el Pilates se consideran seguros si se toman precauciones para evitar hipotensión. Correr, trotar y ejercicios de fuerza deben tener la aprobación del ginecólogo, que se realicen con ambos pies sobre el suelo pélvico por un tiempo [17]. Los deportes con raquetas pueden ser aceptables [13,15,18]. Sobretodo respaldar con ejercicios musculares del suelo pélvico [17,19].

Tipos de ejercicios a evitar: Los deportes de contacto debido a riesgo de trauma. Deben evitar las actividades con un riesgo significativo de caídas o traumatismo, como el esquí, esquí acuático, el surf, el ciclismo, la equitación y la gimnasia. El buceo, el paracaidismo y el yoga a temperaturas altas no se recomiendan [13,15]. Evitar los ejercicios de alto impacto para evitar disfunciones del suelo pélvico.

Limitaciones y contraindicaciones al ejercicio durante el embarazo

La exposición durante el ejercicio a temperaturas superiores a 90º y mantener temperaturas de la piscina de hidroterapia menores o iguales a 95º. Debido a los cambios anatómicos y fisiológicos durante el embarazo, existe un mayor riesgo de hipotensión con el ejercicio. Las posiciones en supino deben evitarse por la disminución del retorno venoso [13,15]. El aumento de las molestias o lesiones musculoesqueléticas podría ser una complicación durante el ejercicio durante el embarazo por la laxitud y por el centro de gravedad alterado, se debe evitar las actividades que aumenten el riesgo de lesiones [17].

El aumento de la carga en el suelo pélvico son factores de riesgo para las disfunciones del suelo pélvico, que incluyen disfunciones de vejigas e intestino, prolapsos de los órganos pélvicos, disfunciones sexuales y dolor pélvico. Dado que realizar saltos o carreras aumenta la presión intraabdominal y las actividades de alto impacto aumentan el riesgo de disfunciones de suelo pélvico.

Detener el ejercicio si ocurre cualquiera de los siguientes síntomas: [20]

-Sangrado vaginal o fuga de líquido.

-Contracciones uterinas.

-Disnea antes del ejercicio.

-Mareos.

-Dolor de cabeza.

-Dolor en el pecho.

-Debilidad muscular que afecta al equilibrio.

-Dolor o hinchazón en la pantorrilla (es necesario descartar tromboflebitis).

-Disminución del movimiento fetal.

Contraindicaciones para hacer ejercicio: [20]

ABSOLUTAS RELATIVAS
-Enfermedad cardiaca hemodinámicamente significativa.

-Enfermedad pulmonar restrictiva.

-Cuello uterino/Cerclaje incompetente.

-Gestación múltiple en riesgo de parto prematuro.

-Sangrado persistente del segundo o tercer trimestre.

-Placenta previa después de 26 semanas de gestación.

-Ruptura prematura de membranas o parto.

-Trabajo prematuro durante el embarazo actual.

-Preeclampsia.

-Hipertensión inducida por el embarazo.

– Anemia severa.

– Arritmia cardiaca materna no evaluada.

– Bronquitis crónica.

– Diabetes tipo I mal controlada.

– Obesidad mórbida extrema.

– Bajo peso extremo.

– Historia de un estilo de vida extremadamente sedentario.

– Restricción del crecimiento intrauterino en el embarazo actual.

– Hipertensión/Preeclampsia mal controlada.

– Limitaciones ortopédicas.

– Trastornos convulsivos mal controlado.

– Enfermedad tiroidea mal controlada.

– Fumadora crónica.

 

Estudios demuestran que, en vez de limitar los ejercicios de alto impacto en mujeres embarazadas, debemos reducir el riesgo de sus posibles efectos negativos sobre los músculos del suelo pélvico [17]. Un nivel demasiado bajo en relación con la actividad de bajo impacto puede no ser suficiente para estimular el sistema cardiopulmonar y puede no producir efectos deseados sobre la salud. Sobretodo en mujeres ya activas antes del embarazo. Una suposición clave para estos resultados fue mantener la intensidad del ejercicio por debajo de un umbral anaeróbico. Se deben recomendar aeróbicos supervisados de alto y bajo impacto para las clases grupales de ejercicio.

Está demostrado que el ejercicio de intensidad moderada, ligero, de bajo impacto y supervisado, siguiendo las recomendaciones durante el periodo prenatal es seguro y tiene beneficios tanto para la madre como para el feto. Principalmente reduce el riesgo de aumento excesivo de peso, así evitar afecciones cardiometabólicas, como la hipertensión y diabetes gestacional, el riesgo de aumento de disfunción endotelial, resistencia a la insulina, hipertensión, aterosclerosis, diabetes tipo 2 y malformaciones cardiacas. En el recién nacido se asoció con un menor riesgo de macrosomía [18]. Otro hallazgo relevante fue que el embarazo podría presentar un momento óptimo para realizar ejercicio de intensidad moderada que podría proteger la salud de la mujer y de sus hijos. Es importante tenerlo en consideración porque los obstetras no siempre son proactivos con respecto al ejercicio gestacional, y tradicionalmente están preocupados por la posibilidad de posibles riesgos prenatales. Además, es poco probable que las mujeres sedentarias cambien sus hábitos de ejercicios durante el embarazo, y la mayoría reducen sus niveles de actividad física en comparación con antes del embarazo. Pero hay un beneficio muy fuerte en aquellas personas que antes eran inactivas y durante el embarazo hicieron ejercicio.

 

Bibliografía

– Gregg VH, Ferguson JE 2nd. Exercise in Pregnancy. Clin Sports Med. 2017;36: 741–752.

– Barakat R, Perales M, Garatachea N, Ruiz JR, Lucia A. Exercise during pregnancy. A narrative review asking: what do we know? British Journal of Sports Medicine. 2015. pp. 1377–1381. doi:10.1136/bjsports-2015-094756

– Albright E. Exercise During Pregnancy. Curr Sports Med Rep. 2016;15: 226–227.

– Amezcua-Prieto C, Olmedo-Requena R, Jiménez-Mejías E, Mozas-Moreno J, Lardelli-Claret P, Jiménez-Moleón JJ. Factors associated with changes in leisure time physical activity during early pregnancy. Int J Gynaecol Obstet. 2013;121: 127–131.

– Szumilewicz A, Dornowski M, Piernicka M, Worska A, Kuchta A, Kortas J, et al. High-Low Impact Exercise Program Including Pelvic Floor Muscle Exercises Improves Pelvic Floor Muscle Function in Healthy Pregnant Women – A Randomized Control Trial. Frontiers in Physiology. 2019. doi:10.3389/fphys.2018.01867

– Perales M, Valenzuela PL, Barakat R, Cordero Y, Peláez M, López C, et al. Gestational Exercise and Maternal and Child Health: Effects until Delivery and at Post-Natal Follow-up. Journal of Clinical Medicine. 2020. p. 379. doi:10.3390/jcm9020379

– Cohen TR, Plourde H, Koski KG. Use of the Pregnancy Physical Activity Questionnaire (PPAQ) to Identify Behaviors Associated With Appropriate Gestational Weight Gain During Pregnancy. Journal of Physical Activity and Health. 2013. pp. 1000–1007. doi:10.1123/jpah.10.7.1000

– Kader M, Naim-Shuchana S. Physical activity and exercise during pregnancy. European Journal of Physiotherapy. 2014. pp. 2–9. doi:10.3109/21679169.2013.861509